sábado, 1 de mayo de 2010
SANT
El día anterior a Sant Jordi estuve trabajando hasta lo que mi cuerpo me permite y después C me dijo que fuera para su casa. Al vecino de arriba se le había caído el techo abajo y tenia visita de un arquitecto. Según pasaba por el portal de C, pensé que la solución estructural estaba sobredimensionada, total que después de dos horas de espera subí para arriba, para la obra y monte un pollo a los obreretes, muy buenorros. A los diez minutos aparececio el arquitecto. El arquitecto desplego sus planos, he de decir que al revés, le coloque la hoja y mirando al techo raso me explico lo que era una viga. Tengo una paciencia con los arquitectos y con los franceses que ni pa que…eso se lo comentaba a una señora, catalana para más señas, en Santander un carpintero te explica las distintas maderas, calidades y soluciones… que aquí no, aquí todo es a base de ofrecer ostias…la última obra que llevaba, dos meses sin avanzar, pues le dije a la decoradora: “como mañana vuelva con un Birkin y te lo estampe en la cara, mirando al falso Tous que portaba, te enteras” …en dos días se termino la obra.
Total en esas estaba, cuando me tire dos horas en hallar un puto libro, que no encontré…pero me gaste una pasta, en libros…total que 14 horas después de salir de casa, volví…pensado que ojala no me regalasen un libro porque no creía que acertara nadie y una rosa que es una vulgaridad regalar, pues que si no me regalaban una me cortaba las piernas.
El día después de Sant Jordi, sin una rosa y sin ganas de volver a casa. Me fui a comer al argentino que mola del barrí, como estaba colapsado de argentinos vire para la taberna de en frent y me sentaron en la única mesa plena de sol. De las mismas me senté junto al bárbaro que estaba a la sombra, desplegué El Mundo y me leí el articulo de Mª Vela Zanetti sobre Martina Klein que me recordó…y sonreí tanto que al macarra, al de lado, el que me miraba de soslayo, le tire sobre el plato la hoja en la que aparecía el canalillo de Elsa Pataky, con cara de cómo te muevas te fostio y el puso cara, no si todavía me ostia.
Y con el segundo, plato, me leí a la Suzy Menkes y los 60 años de Pierre Cardín.
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